El prurito es un problema común en el perro.
Puede ser definido como una sensación cutánea primaria desagradable que provoca el deseo del rascado o frotado de la región afectada.
Debe distinguirse entre el prurito fisiológico, que es normal, y el patológico, un fenómeno más severo, persistente y a veces pobremente comprendido.
Los receptores para el estímulo del prurito se encuentran especialmente en la unión dermo-epidérmica. Los impulsos llegan a través de las fibras C desmielinizadas y ascienden por la espina a través del tracto espino-talámico ventro lateral hasta la corteza sensorial.
Las enzimas proteolíticas son consideradas los mediadores más importantes del prurito. Estas enzimas provienen de bacterias, hongos, mastocitos, células epidérmicas dañadas y leucocitos, y también pueden ser liberadas a causa de dilataciones capilares.
Es importante considerar que más de una condición puede estar presente en el mismo animal. Un cuidadoso examen físico y una prolija anamnesis pueden llegar a reducir la mayoría de las causales y hacer más confortable la convivencia entre el perro y su dueño.

El reconocimiento exacto de los signos clínicos es frecuentemente irrealizable, debido a que las condiciones de la piel se muestran idénticas en los distintos casos, especialmente si se tarda en efectuar la consulta. Un camino lógico de la investigación fue descripto por Lloyd (1985) y se muestra a continuación:

Datos importantes en la historia clínica:

a) Edad, sexo y raza
b) Edad de inicio de las manifestaciones de prurito, intermitencia de las manifestaciones
c) Sitio y naturaleza de las lesiones, si son comprobables.
d) Severidad del prurito, respuesta a los glucocorticoides.
e) Evidencia de transmisión.
f) Características de la alimentación.
g) Presencia de pulgas.

Es probable que las piodermias superficiales y profundas sean las consecuencias indeseadas de la presentación inicial de prurito, y son condiciones difíciles de diagnosticar y tratar. El Staphylococcus intermedius está considerado como el patógeno más importante en la producción de las piodermias superficiales , intermedias y profundas.

Muchos de los problemas asociados con el prurito aumentan con los tratamientos sintomáticos (especialmente con glucocortidoides). Estos producen un falsa sensación de bienestar, porque reducen la inflamación y por ende la picazón, especialmente en los estadios tempranos. Sin embargo, el clínico no podrá saber si el resultado es por el uso de los antibióticos adecuados o por la acción del corticoide.

Los corticoides provocarán también que se produzca disminución de la secreción sebácea y reducción de una respuesta inflamatoria adecuada, favoreciendo que se instaure la infección secundaria.. Frecuentemente, ante la detención del uso del corticoide, se produce una acción rebote, superior a la situación inicial.

La terapia antibiótica apropiada reduce marcadamente la presentación del prurito en una semana, y en algunos casos, la resolución completa se produce en unas tres semanas.

Autor: Lidia Mariana Gogorza.
Licenciada en Sanidad Animal y Médico Veterinaria

Fuente: Mascotia.com