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Tráfico de fauna: tercera actividad ilegal en el mundo

  • 9 de diciembre de 2009
  • Tiempo de Lectura: 5 Minutos

58662_ig5Argentina es uno de los países más generadores de mercados de especies silvestres. A pesar de ello, una investigación de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la UNR estudió el uso y aprovechamiento en comunidades rurales y reveló el tráfico ilegal que existe a nivel nacional

Un proyecto de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) investigó acerca del uso y aprovechamiento de la fauna silvestre en comunidades rurales y su implicancia en el tráfico ilegal a nivel nacional. Entre las conclusiones, destacaron que Argentina es uno de los países generadores de mercados de especies silvestres, además de constituirse como lugar de tránsito donde tortugas, iguanas, boas, pumas, zorros y vizcachas son algunas de las especies más traficadas.

Tercer lugar

Por definición, el tráfico de fauna implica toda actividad ilícita vinculada al comercio de especies silvestres y/o sus partes. Incluye tanto a las especies vivas como muertas y sus partes, como pieles y plumas, entre otras.

Al respecto, Enrique Richard, director del proyecto, señaló que “es un mercado que se posiciona tercero a nivel mundial después del mercado de las armas y las drogas”, y aseguró que “Argentina es un país tanto de tránsito del tráfico de especies como generador de mercados internos y externos para especies silvestres a servir de mascotas”.

El estudio apunta a generar un aporte de información acerca de las economías en el entorno ecológico, las diferentes modalidades de utilización de los recursos, los contextos históricos socioculturales y económicos y las motivaciones para la colecta de especies silvestres cuyo destino es el tráfico ilegal.

“Se espera dilucidar el circuito completo de tráfico de especies, desde el colector primario al consumidor final, y que esta información sustentada en la investigación habilite el diseño de políticas de manejo del medio y de educación ambiental que se adapten a la problemática socioeconómica y ecológica regional, y no tanto a los objetivos idealistas que en general mueven estas políticas”, explicó Richard.

El proyecto

Para llevar adelante esta iniciativa, se analizaron comunidades rurales secundarias de la ecorregión del Chaco Occidental y de la provincia de Santiago del Estero, y se tomó como ejemplo el área que corresponde a la localidad santiagueña de Loreto, un lugar indicado por los propios traficantes como fuente de la mercadería que comercian.

El proyecto se llevó a cabo mediante visitas a los colectores primarios y la convivencia con ellos. Luego, los investigadores se acercaron a los colectores secundarios como “curiosos” en sus actividades comerciales e intentaron obtener de allí la información sobre qué hacen y de qué manera.

“Es un trabajo de ingeniería social muy complejo -agregó el director-, porque implica ganarse la confianza y, tratándose de actividades ilícitas, es difícil. Las conversaciones, una vez lograda la confianza, son dirigidas en forma críptica a la información que se desea obtener”.

Otro dato interesante que se obtuvo es la ganancia de los distintos intervinientes en el tráfico y el precio final que adquieren las especies comercializadas. “Los márgenes de ganancia para el colector primario, es decir el primer eslabón en la cadena, son insignificantes. Los colectores secundarios, los que compran la mercadería y la acopian, tienen márgenes más significativos de ganancias”, explicó el investigador.

Las especies en peligro

Algunas de las especies traficadas son las tortugas, iguanas, boas chicas, cardenales, jilgueros dorados, zorrinos, zorros grises, pumas, liebres criollas y vizcachas. Se venden como mascotas, para danzas exóticas (boas), o sus pieles en talabarterías o casas de artesanías. El manejo del tráfico es en base a una estructura organizada, a nivel mundial, que se compone de un centro de acopio de las especies demandadas en el norte del país.

“Se utiliza el sistema de rutas nacionales para canalizar la mercadería a los principales centros de consumo o reventa, como Buenos Aires y Córdoba. Esto se realiza con camiones que portan otro tipo de mercadería y obtienen ingresos extras por esta actividad”, explicó el especialista.

Si bien la investigación revela cómo opera la red nacional y su esquema, su aporte fundamental reside en que “otorgará los insumos necesarios para delinear las políticas educativas que apunten a revertir esta situación educando al consumidor, ya que sin consumidor no hay demanda y, por lo tanto, no hay tráfico”.

Por último, el investigador agregó que “en el proyecto se resalta la idea de que esta actividad no mejora la calidad de vida de los habitantes rurales y, por el contrario, los empobrece más, al canalizar, en el circuito del tráfico, especies y volúmenes que cumplen una función importante en el ecosistema y en el sostén de su propia economía”.

Via: Diariohoy.net