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Caracterización Sicológica y Modus Operandis de Un Falso Veterinario

  • 23 de febrero de 2010
  • Tiempo de Lectura: 11 Minutos

Por Alex Arancibia Q.*

Freud denominó “herida narcisista” a la disminución de la autoestima y la lesión del orgullo que derivan del hecho de no ser amado por lo que uno más desea. La anterior es una buena explicación etiológica para entender a un falso veterinario.

El Artículo 213 del Código Penal, consagra al Ejercicio Ilegal como un delito. Por ende, un falso veterinario es un delincuente.

Con la información disponible, es posible definir tres tipologías de usurpadores:

a) Aquel que hace esta práctica por exclusiva necesidad económica

b) Aquel que hace esta práctica por poseer una menguada autoestima

c) Aquel que hace esta práctica por una combinación de las anteriores

En este mismo orden, se establecería la dificultad de captura y el de peligrosidad. Cuando en estos personajes, se conjugan rasgos delictivos para obtener dinero y un profundo daño en su ego, el resultado es un delincuente sicópata. Un verdadero peligro para la sociedad.

El querer ser otro, denota una baja autoestima. El fingimiento, incluso les lleva a realizar combinaciones con sus nombres y apellidos (“chapa” en léxico coa) para presentarse públicamente e injuriar a gente decente. En Facebook y Foros de interés médico veterinario, esto es corriente

La baja autoestima, la frustración, la habilidad, y la habilitación en competencias que pudo haber realizado algún colega, serían la etiología de esta masa tumoral maligna. En una Audiencia Pública, un usurpador dijo al juez “aprendí mirando y leyendo artículos en internet”

Necesitan ser valorado a cualquier precio. Se creen veterinarios y necesitan hacer cosas concretas (atención de mascotas). Se creen no buenos, sino los mejores. Descalifican e injurian abiertamente a los verdaderos veterinarios, incluso delante de clientes. Se jactan frente a ellos de solucionar problemas a los verdaderos veterinarios.

El origen “profesional” de estos usurpadores está en:

– Técnicos Agrícolas o Técnicos Veterinarios (de moda)

– Enfermeros de Ganado

– Alumnos desertores o egresados de la carrera de medicina veterinaria

– Dependientes de tiendas con productos para mascotas

– Peluqueros caninos

– Criadores y adiestradores de perros

– Voluntarios de organizaciones de protección animal.

Son autoritarios. El “yo” los venden como “nosotros”. Compran voluntades. Son mitómanos.

Son manipuladores, convencen y suenan creíbles. En el fondo sufren de frustración, son egoístas y narcisos, no tienen control de sus impulsos y pueden presentar adicciones (sexo, juego, drogas).

En casos severos, «pueden tener problemas legales, de suicidio y rompimientos familiares (separación, divorcio de su pareja, aislamiento de sus hijos) debido al sentimiento de fracaso.

A veces tienen rasgos considerados trastornos de personalidad, que los llevan a meterse en otros problemas. Tienen conductas un poco extremas o de riesgo, o pueden incluso ser ladrones.

Por lo general, este problema comienza en la infancia y se denota con inseguridad frente a los compañeros del colegio. Las mentiras son un medio para poder pertenecer a un determinado grupo social.

Son agresivos, cuando se le altera, no su negocio, sino que su autoasignada “profesión”, cuando se les dice que no son veterinarios. Son pendenciero y provocadores (típico matón de curso).

Viven amenazando con establecer demandas y querellas contra quienes intenten dudar de su honestidad.

No trepidan en lacerar la dignidad, honorabilidad y prestigio profesional de verdaderos profesionales, incluso la de colegas que son funcionarios públicos.

Practican el mobbing o acoso psicológico, definido como el un conjunto de conductas abusivas en forma de actos, palabras, escritos o gestos que vulneran la identidad, la dignidad o la integridad física y/o psicológica de cualquier persona que intente desenmascararlo.

El perfil psicológico de estos acosadores es ser individuos mediocres, envidiosos, con necesidad de control, miedo a ser superados y a perder protagonismo, inseguros, falsos, oportunistas, y mentirosos compulsivos. Poseen gran capacidad para el engaño, aparentan ser personas de ética y moral, con sensibilidad social y preocupación por los demás, cuando en realidad lo que hacen es utilizar a otros para lograr sus objetivos, sin importar todas las mentiras, manipulaciones, difamaciones, tergiversaciones, etc., que tengan que emplear en contra de la persona que hayan elegido como víctima y blanco de sus ataques. En muchas ocasiones, actúan cobardemente escondiéndose detrás de otras personas, a las cuales manipulan induciéndolas a imitarlos en el maltrato, por abuso de poder o por persuasión ofreciéndoles beneficios a cambio de su complicidad o silencio. En realidad, son personas muy egoístas, sin ética, moral y escrúpulos y sin sensibilidad social y empatía, hacen uso de cualquier recurso para desacreditar moralmente a la víctima presionándola de tal manera que se sienta agobiada y se retire, ya que la víctima, desde el punto de vista del acosador constituye un estorbo o amenaza para el logro de sus fines.

La gran mayoría poseen un trastorno disocial de la personalidad. Se trata de personalidades medias psicopáticas, ya que por su incapacidad de sentir culpa y remordimiento les puede llevar a actuar transgrediendo la ley sin que eso ni siquiera les preocupe, y por lo general responsabilizarán de sus errores haciendo sentir culpable a las demás personas, en este caso a la gente dueña de los animales.

Frente al desenmascaramiento a que sean sometidos, siempre intentarán negarlo todo.

Detrás del ejercicio ilegal, sin dudas hay también hay maltrato animal y estafa.

Todos los asesinos en serie tienen antecedentes de maltrato a animales. En los años 1980’s numerosos investigadores realizaron muchos estudios que demostraron que crueldades con animales produjeron tendencias posteriores de agresión hacia humanos. El más definitivo de todos los estudios sería el que realizaron Kellert y Felthous quienes entrevistaron a los hombres más violentos y brutales detenidos en una prisión, específicamente aquéllos cuyo comportamiento homicida y brutal persistiera dentro de la misma prisión. Los resultados finales demuestran con toda claridad que la agresión temprana, especialmente contra los animales, se correlaciona y predispone a las personas a ser violentos.

El “titulo profesional” de estos charlatanes sólo está en su cabeza. Ellos lo ven colgado en la pared. Dicen a sus clientes que poseen estudios en el extranjero, pero que tienen problemas con la convalidación. No hay tal diploma.

Dominan lenguaje técnico. Están informados. Con seguridad fisgonean sitios de interés veterinario.

Poseen una labia sorprendente, que engaña incluso a autoridades. Se jactan de tener buenos contactos con ellos. Incluso han ganado millonarios proyectos a nivel municipal. El último caso de Quilpue así lo confirma.

Educan y capacitan. Un reconocido usurpador de la V Región entregaba diplomas por un curso que brindaba. Podrían incluso estar ocupando la televisión.

Su programa favorito fue la Ley de la Selva. Ahí aprendían bastante de los errores cometidos por otros charlatanes denunciados. Se ríen de sus torpezas.

Seleccionan horarios y algunos clientes para atender. Es probable que la atención sea preferentemente nocturna y en fines de semana. La noche, la oscuridad es su aliada. Las atenciones de emergencia se las brindarían sólo a algunos clientes, preferentemente a domicilio.

La mayoría de los usurpadores han sido hombres. Tienden a ser misóginos.

Con probabilidad, los falsos veterinarios no tienen cuenta corriente y quizás hayan sido encausados por cheques. Con probabilidad, tienen condenas previas.

Es probable que tenga una gran lista de proveedores impagos.

Es probable que tenga una red de apoyo, incluido a Médicos Veterinarios. Estamos en un país en que la amistocracia tiene un poder efectivo.

El análisis de la matriz insumo-producto e insumo- servicio, obviamente da cuenta de la necesidad de fármacos, vacunas, jeringas, instrumental, etc, para realizar sus cometidos ¿cómo y quién lo abastece?

Poseen escaso dominio de léxico cotidiano decente, con serios errores gramaticales y de sintaxis

Emplean un lenguaje procaz.

La implementación y el equipamiento son de su pantalla. Les gusta jactarse y mostrarlo a todo el mundo. Su origen podría estar en el mercado negro.

Algunos equipos dados de baja y malos, ornarían sus boliches. Desgraciadamente, algunos clientes se dejan impresionar.

Algunos delincuentes (Arica, Villa Alemana, Coronel, Chiguayante), empleaban una veterinaria móvil para realizar operativos veterinarios en poblaciones, cobrando más barato. Tenían predilección por la gente humilde.

Una de sus formas de trabajo es instalarse cerca de un médico veterinario para que así la gente compare precios y acuda a ellos. A los dueños mal informados primero les interesa el precio que la calidad. O se instalan cerca de donde estuvieron trabajando como ayudantes y al año o antes, según se les haya enseñado, ya tienen su “especialidad” y entonces roban los clientes de su anterior trabajo.

Viven mirando para el lado, intentando copiar.

Compensan su falta de conocimientos con un amor desmedido por los animales, y casi los besan cuando se los presentan. Esto le gusta mucho a la gente y en ocasiones por eso los prefieren.

Cobran poco porque poco o nada es lo que saben o lo que hacen. Aunque esto no sucede con todos, hay algunos que cobran mucho más de lo que cobramos. Y es que no siendo médicos veterinarios, pero algunos si son buenos empresarios y explotan su mercado, directamente o a través de un colega que se deja explotar por ellos por medio de una “responsiva apócrifa” o teniéndolo trabajando para ellos por un salario muy bajo. Con relación a lo último, es preocupante el incremento de casos de colusión de colegas con estos delincuentes.

Algunos de ellos se aprovechan que algunos seminarios o cursos no piden identificación, sólo cubrir el costo de la entrada y acuden a aprender y/o “actualizarse”

Se inscriben y reciben revistas que sólo deberían llegar a médicos veterinarios.

Ellos si están aprovechando el Internet y todos los días se están “actualizando” y encontrando la información necesaria para atender a sus “pacientes”. Participarían en foros de interés veterinario, incluso aportando ideas. Claro que copiadas de otros sitios.

Utilizan las vacunas “rellenando frasquitos”

Deben esperar con mucha avidez “información” de los medicamentos porque en una hoja les dicen para que sirve y cuanto aplicar.

Los falsos veterinarios prescribirían drogas blandas (v.g. preparados homeopáticos como Arnica) o emplearían terapias alternativas (Flores de Bach, Reiki), para no comprometerse en profundidad con el paciente y cliente, y por otra parte, como señal de vanguardismo terapéutico frente al cliente.

El inmueble donde funciona su boliche, debería ser arrendado, para “volar” rápido en caso de problemas.

Viven en permanente estado de persecución, casi paranoicos. Prohibirán el ingreso de cámaras (salvo en acciones promocionales). Deberían tener algún medio de detección de cámaras ocultas. Por lo anterior, la anamnesis que realicen debería ser larguísima. Más al cliente que al paciente. El cliente se sentirá escudriñado de pies a cabeza.

Proporcionan servicios de esterilización a precio de huevo.

La Responsabilidad Social Empresarial no le es ajena. Uno de ellos armó una corporación de defensa animal “sin fines de lucro” en la V Región. Otros intentarían vincularse a sociedades protectoras de animales, ofertando sus servicios. Algunos visitarían Hogares de Ancianos o participarían en entidades gremiales comerciales. El “lavado de imagen” es una preocupación constante en ellos.

Intentan no dejar huellas. Son hábiles. En ningún caso inteligentes.

Debo reconocer que como charlatanes, son lo mejor.

Su “veterinaria” tiene las características clásicas que busca la gente, estas son:

a) Su local siempre “huele a veterinaria”, tienen sus paredes exteriores e interiores llenas de postres y propagandas de productos veterinarios para así dar a conocer los productos y entonces actuar además como vendedores, como lo único que deberían ser, ya que la gente al ver esos anuncios sólo le falta pedir que se lo vendan y así ahorrarse el costo de una consulta o regalan la consulta y sólo cobran el medicamento aplicado o “recetado”.

b) Venden todo lo que pueda tener que ver con animales. Esto también le gusta mucho a la gente ya que creen que un médico veterinario debe de pensar y vivir las 24 horas, entre y para los animales

Por la información recopilada, el problema está en todo el país (Arica, Antofagasta, San Felipe, Quilpue, Viña del Mar, Valparaíso, Santiago, Rancagua, Santa Cruz, Talca, Concepción, Chiguayante, Coronel, Huelpen, Laja, Los Ángeles, Temuco, Puerto Montt, etc)

Como todo delincuente, es probable que entre ellos tengan algún nivel de intercambio de información.

Sobre el Autor:
Alex Arancibia Q.
Médico Veterinario, U.de Chile
observatorioveterinario@yahoo.com
Publicado Originalmente en https://mvsenaccionchile.blogspot.com/