Displasia de cadera canina
- 19 de abril de 2010
- Tiempo de Lectura: 13 Minutos
Descripción general
La displasia de cadera canina es una enfermedad que empieza en perros jóvenes con inestabilidad o profundo relajamiento de la articulación de la cadera (Figura 1). La laxitud de la articulación de la cadera es responsable de los primeros signos clínicos. El movimiento anormal de la cadera estira la cápsula articular fibrosa y el ligamento que conecta la cabeza del fémur con la pelvis, produciendo dolor y cojera. El acetábulo (la cavidad de la cadera) se deforma con facilidad por el continuo movimiento de la cabeza femoral. Puede ocurrir una microfractura del hueso acetabular, causando más dolor y cojera en perros jóvenes. La respuesta fisiológica del perro ante la laxitud articular es una fibroplasia proliferativa o engrosamiento de la cápsula articular y formación de osteofitos o de hueso nuevo en el borde del acetábulo y el cuello femoral (Figura 2).
Figura 1. La displasia de cadera se presenta en animales jóvenes como inestabilidad de la articulación de la cadera. A medida que el perro gana peso, la cabeza del fémur (la “bola”) sale del acetábulo (la “cavidad”) hasta el grado que la cápsula articular y el ligamento lo permitan. La cápsula articular y el ligamento se estiran gradualmente permitiendo que la cabeza femoral salga del acetábulo aún más.
Figura 2. La inestabilidad de la articulación origina un desgaste anormal del cartílago. El desgaste del cartílago conduce a la formación de osteofitos (espolones óseos) y al engrosamiento de la cápsula articular, que son signos característicos de osteoartritis o enfermedad degenerativa de las articulaciones.
Estas respuestas ayudan a estabilizar la articulación de la cadera. La formación de hueso nuevo es visible en las radiografías y se considera como osteoartritis o enfermedad degenerativa de las articulaciones (Figura 3).
Figura 3. Radiografía pélvica de un perro con enfermedad degenerativa de las articulaciones (osteoartritis) en la cadera como consecuencia de una displasia de cadera.
La osteoartritis progresa durante la vida del perro. Sin embargo, los signos radiológicos de osteoartritis no siempre están asociados con la función clínica.
Causas
Las causas de la displasia de cadera son multifactoriales, e incluyen tanto factores hereditarios como ambientales. Un rápido crecimiento y aumento de peso ocasionado por una ingesta nutricional excesiva puede fomentar el desarrollo de displasia de cadera. Algún traumatismo leve y repetido que causa inflamación sinovial (revestimiento de las articulaciones) también puede ser una causa importante.
Incidencia y prevalencia
La incidencia de displasia de cadera es mayor en perros de raza grande. Dos poblaciones de animales presentan signos clínicos de cojera: (1) pacientes de 5 a 10 meses de edad, y (2) pacientes con enfermedad degenerativa de las articulaciones.
Signos y síntomas
Los signos clínicos de la displasia de cadera incluyen cojera, resistencia a levantarse o a saltar, desplazamiento del peso a las extremidades delanteras, pérdida de masa muscular en las extremidades traseras y dolor al manipular las caderas. Los perros pueden mostrar signos clínicos en cualquier etapa de desarrollo de la enfermedad, aunque muchos perros con displasia de cadera no muestran signos clínicos aparentes. Algunos perros muestran dolor entre los 6 y 8 meses de edad, pero se recuperan mientras crecen. A medida que la osteoartritis progresa con la edad, algunos perros pueden mostrar signos clínicos similares a los de las personas con artritis, tales como cojera después de hacer ejercicio inusual, cojera después de un prolongado confinamiento, problemas graves si tienen sobrepeso.
Factores de riesgo
Los factores de riesgo de la DCC son la raza (genético), el rápido crecimiento y el exceso de nutrientes.
Algunos veterinarios recomiendan tomar una radiografía de las caderas a los 6 meses de edad a fin de identificar a los perros con displasia de cadera con suficiente tiempo para realizar una triple osteotomía pélvica. En el caso de muchos perros, los propietarios buscan el asesoramiento quirúrgico de un veterinario cuando el perro ha estado cojo durante un período regular de tiempo, y no ha respondido a la terapia médica. Muchos de los tratamientos quirúrgicos para la displasia de cadera son realizados por cirujanos especialistas.
Exámenes, pruebas de detección e imágenes
El examen físico incluye una evaluación de la cojera y la palpación de las caderas. Muchos perros tienen dolor cuando se estira la articulación de la cadera al mover la pata hacia atrás. La vista radiográfica estándar para diagnosticar una displasia de cadera es la vista ventrodorsal de la pelvis con las extremidades traseras extendidas de forma simétrica y giradas hacia el interior para centrar las patelas en el surco troclear (Figura 3). El perro debe estar muy sedado o anestesiado para descansar y estar en la posición adecuada. La Fundación Ortopédica para los Animales (Orthopedic Foundation for Animals), una agencia que detecta la displasia de cadera canina, certificará a un perro después de 2 años de edad. Las radiografías de estrés pueden ser utilizadas a los 4 meses con el objetivo de detectar la susceptibilidad de la raza a la displasia de cadera. Se puede utilizar una vista del borde dorsal acetabular para definir el ángulo y la condición del borde dorsal acetabular en la evaluación de un perro para una triple osteotomía pélvica.
Diagnóstico diferencial
Cierta cantidad de problemas neurológicos y ortopédicos causa signos clínicos similares a los observados en la displasia de cadera. En perros jóvenes, se debe hacer una distinción entre la displasia de cadera y la cojera causada por panosteítis, osteocondrosis y ocasionalmente por lesión parcial o total del ligamento cruzado craneal. En los pacientes mayores, es necesario descartar el dolor y la cojera asociada con la presión sobre las raíces nerviosas en la espalda baja, y la cojera asociada con la rotura del ligamento cruzado craneal, poliartritis o neoplasia ósea (cáncer) antes de atribuir síntomas clínicos de displasia de cadera. Muchos perros tienen una evidente displasia de cadera en las radiografías, sin embargo, la cojera es causada por otro problema.
Complicaciones causadas por la enfermedad
La principal complicación causada por la displasia de cadera es el desarrollo de osteoartritis o enfermedad degenerativa de las articulaciones. Los perros con caderas inestables como consecuencia de una displasia de cadera son más propensos a dislocarse la cadera con un traumatismo mínimo, por ejemplo, pueden caerse mientras corren en el patio.
Opciones de tratamiento
El tratamiento depende de la edad del perro, del grado de malestar, los hallazgos físicos y radiográficos, y de las expectativas y situación económica del propietario. Existen opciones conservadoras y quirúrgicas para animales jóvenes y adultos con dolor de cadera como consecuencia de una displasia de cadera. En la mayoría de animales jóvenes se usa un tratamiento conservador o médico. Aunque la intervención quirúrgica temprana con sinfisiodesis púbica juvenil o triple osteotomía pélvica puede mejorar el pronóstico de la función clínica aceptable a largo plazo, aproximadamente el 75% de los pacientes jóvenes tratados de forma conservadora recuperan la función clínica aceptable en la madurez. El 25% restante necesita tratamiento médico o quirúrgico en algún momento en la vida.
En cachorros de menos de 20 semanas, puede llevarse a cabo una sinfisiodesis púbica juvenil (SPJ), una técnica para detener el crecimiento del pubis (parte de la pelvis), con el objetivo de modificar el crecimiento de la pelvis y aumentar el grado de cobertura del acetábulo sobre la cabeza femoral. La mayoría de cachorros de esta edad no muestra signos clínicos de displasia de cadera, de modo que el diagnóstico depende de la utilización de una técnica de cribado para documentar la laxitud de la cadera, tal como Penn Hip, que determina los animales que pueden ser candidatos para el procedimiento. Aunque no se han desarrollado los criterios específicos para la aplicación de SPJ, los cachorros de menos de 20 semanas de edad que tienen pruebas palpables y radiográficas de la laxitud en la cadera puedan considerarse aptos para el procedimiento.
Los perros jóvenes (menos de un año) con relajamiento profundo de caderas, pero sin cambios artríticos, pueden ser tratados con osteotomía pélvica (también llamada en ocasiones triple osteotomía pélvica). Este procedimiento consiste en cortar el hueso pélvico en tres lugares y girarlo para estabilizar la articulación de la cadera y en muchos casos, retrasar la progresión de la osteoartritis. (Figura 4).
Figura 4. Radiografía pélvica de un perro tras una triple osteotomía pélvica. El objeto de esta cirugía es crear un acetábulo (cavidad) lo suficientemente profundo para que la cabeza femoral ya no salga de la cavidad cuando el perro suba de peso.
Los perros jóvenes con osteoartritis no se beneficiarán de este procedimiento y serán tratados médicamente, según sea necesario. Se debe buscar asesoramiento veterinario para tratar el dolor y la cojera con antiinflamatorios no esteroideos (AINES). También puede ser recomendado un tratamiento concurrente con un agente nutracéutico.
Los perros adultos con displasia de cadera que no muestran signos clínicos no requieren tratamiento médico o quirúrgico. Estos perros deben estar delgados y practicar ejercicios moderados y consistentes para desarrollar una buena masa muscular que soporte las caderas. Los perros adultos con cojera ocasional pueden ser tratados con antiinflamatorios no esteroideos y descanso. Si la cojera puede estar asociada con una determinada actividad, es mejor evitar la actividad. Una vez que la cojera disminuye, se debe establecer de manera lenta un programa de ejercicio consistente. Si se repite la cojera, se debe reducir el ejercicio y administrar nuevamente los medicamentos. Debe hacerse todo esfuerzo para que el perro se mantenga delgado. Idealmente, se debería poder sentir fácilmente las costillas. En los perros obesos, solamente la pérdida de peso puede aliviar los síntomas clínicos. Cuando el tratamiento médico no proporciona alivio del dolor y la función razonable, el perro es un candidato para uno de los dos procedimientos quirúrgicos para reconstruir la articulación de la cadera. La osteotomía de cabeza y cuello femoral consiste en quitar la parte femoral de la articulación de la cadera. (Figura 5). La articulación se recupera con tejido fibroso y en muchos casos permite una vida sin dolor.
Figura 5. Radiografía pélvica de un perro tras una osteotomía de cabeza femoral. El objeto de este procedimiento es eliminar el contacto entre los huesos de la articulación de la cadera en degeneración y permitir la formación de una pseudoartrosis (articulación falsa) con tejido cicatrizante que se traduce en menos dolor.
El reemplazo total de cadera (RTC) consiste en reemplazar la articulación de la cadera con una prótesis de metal y polietileno (Figura 6). Este procedimiento permite recuperar el normal funcionamiento de las extremidades en los perros grandes. El procedimiento es costoso debido a los implantes y los requisitos técnicos de la cirugía, y requiere un compromiso de los propietarios en la atención de seguimiento.
Figura 6. Radiografía pélvica de un perro tras reemplazo total de cadera (RTC). El objeto de este procedimiento es reemplazar el cartílago del acetábulo (cavidad) con un implante de polietileno, y la cabeza femoral con una prótesis de metal. L a mayoría de perros recupera de manera excelente la función después de un reemplazo total de cadera.
Posibles complicaciones después de la cirugía
Los riesgos de complicaciones después de una sinfisiodesis púbica juvenil son bajos y el fracaso del procedimiento para reducir la subluxación de la cadera no impide un tratamiento quirúrgico en el futuro.
Las complicaciones reportadas después de la osteotomía pélvica incluyen falla del implante, pérdida de la abducción del miembro, y estrechamiento de la pelvis. Sin embargo, la incidencia de complicaciones es baja y los informes sobre la función clínica a largo plazo son desde buenos a excelentes.
Los resultados después de la osteotomía de la cabeza femoral varían. El pronóstico depende en gran medida del tamaño del paciente y la fisioterapia postoperatoria. En los pacientes grandes, el 50% de los animales tienen una función buena o excelente. El resto de perros tienen diversos grados de cojera, pero la función por lo general mejora en comparación con el estado preoperatorio. Los pacientes de tamaño medio y pequeños suelen tener una función del miembro buena o excelente.
El resultado del reemplazo total de cadera es la excelente recuperación de la función normal a menos que se produzcan complicaciones. Las complicaciones después del reemplazo total de cadera son la infección, luxación de cadera y la fractura.
Seguimiento de los pacientes quirúrgicos
Después de la osteotomía pélvica la actividad del perro debe ser restringida a ejercicios de correa hasta que las osteotomías se curen, generalmente 6 semanas. La mayoría de pacientes sube de peso poco después de la cirugía y debe ser confinada para evitar el uso excesivo de la pierna durante el período de cicatrización.
Posterior a la osteotomía de cabeza y cuello femoral, los pacientes deben utilizar la extremidad tan pronto como sea posible. La terapia física y el ejercicio controlado para aumentar el rango de movimiento de la cadera son esenciales para un resultado óptimo. Pueden pasar 6 o más semanas después de la cirugía para que algunos perros muestren mejoría.
Tras un reemplazo total de cadera, la mayoría se siente lo suficientemente cómodo para usar la pierna ya que las prótesis se estabilizan con cemento óseo. Muchos perros estarán activos rápidamente, y deberán ser confinados a una pequeña zona con actividad restringida solamente a caminata con correa. El perro debe evitar escaleras, superficies deslizantes e interacciones con otros perros. Si todo va bien, después de 4-6 semanas, se puede incrementar lentamente la actividad hasta llegar a la normalidad.
—Ann Johnson, DVM, MS
Diplomado por ACVS