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La apariencia no siempre es suficiente en la identificación de las especies

  • 11 de noviembre de 2010
  • Tiempo de Lectura: 3 Minutos

La taxonomía de Linneo sigue siendo una piedra angular de la biología, pero las técnicas modernas de ADN han borrado muchos de los límites establecidos entre las especies. Esto ha hecho que la identificación de las especies sea difícil en la práctica, lo cual puede causar problemas, como lo demuestra una investigadora de la Universidad de Gotemburgo, Suecia.

«Si no se puede reconocer una especie con sólo mirarla, esto puede tener graves consecuencias», dice Emma Vodoti del Departamento de Zoología de la Universidad de Gotemburgo. «Por ejemplo, existe una especie de sanguijuela que es ampliamente utilizada en los estudios médicos, y hace poco se descubrió que con frecuencia las sanguijuelas utilizadas tenían el mismo aspecto, pero tenían una composición genética diferente. Naturalmente, esto afecta los resultados de los estudios realizados. Todo el trabajo basado en la capacidad de identificar las especies puede tener que cambiar».

Después de 350 años de la creación del sistema de Linneo para organizar y clasificar las especies de plantas y animales, éste está siendo apartado. Los organismos recientemente descubiertos aún son categorizados de acuerdo con este sistema, pero existe una gran diferencia entre las especies descritas antes y después del descubrimiento del ADN. Hasta la década de 1980, los científicos tenían que confiar absolutamente en la apariencia, la anatomía y otras características, tales como el canto de un ave. Desde entonces, se han tenido en cuenta los patrones genéticos en la identificación de nuevas especies.

«De manera irónica, estos estudios genéticos han borrado muchos de los límites establecidos entre las especies e incluso han desmentido la existencia de especies anteriormente descritas que han resultado no estar relacionadas. Se han hecho intentos por establecer límites universales entre las especies mediante la cuantificación del ADN que necesita ser diferente entre dos organismos para que puedan ser vistos como especies distintas, pero esto no siempre funciona».

En su tesis, Vodoti considera los problemas prácticos en la identificación de las especies hoy en día, después de haber estudiado la relación entre la pertinencia genética y la apariencia y la distribución geográfica de diferentes criaturas del mar. El mejillón común Modiolus modiolus que habita en el Atlántico y en la costa oeste de Suecia resulta ser muy diferente genéticamente del que se encuentra en la costa del Pacífico de los EE.UU., a pesar de parecer idénticos. Los gusanos nemertinos pueden tener similitudes en apariencia, pero consisten de una mezcla de diferentes especies, más o menos independientes de aspecto. Los nemertinos incluyen a gusanos de sólo unos pocos milímetros de longitud en comparación con una de las criaturas más grandes del mundo, Lineus longissimus, que puede crecer hasta 15 metros.

«Probablemente sea imposible encontrar una forma universal de definir, identificar y delimitar las especies», dice Vodoti. «Mi tesis demuestra que hay una necesidad realizar una evaluación individual sobre una base caso por caso cuando se identifica especies, teniendo en cuenta tanto la apariencia como los genes».

Fuente: VetPraxis.