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La troponina I indica la gravedad de la enfermedad cardiaca en perros

  • 7 de marzo de 2011
  • Tiempo de Lectura: 4 Minutos
La troponina I es promisoria como biomarcador para enfermedades cardiacas crónicas en los perros.

Por: Avi Blake, DVM

Correlacionar la progresión o la gravedad de la enfermedad con una sustancia biológica específica puede influir mucho en la capacidad de predecir el resultado.  Este concepto es un área de estudio que se expande con rapidez tanto en la medicina humana como en la veterinaria.  La troponina I, o cTn1, es un biomarcador cardiaco que se libera cuando se ha producido alguna lesión en el miocardio.  Dado que tiene una vida media de menos de 70 minutos, las elevadas concentraciones circulantes representan una remodelación miocárdica en progreso asociada con una enfermedad cardiaca crónica.

Un estudio publicado este año en Journal of Veterinary Internal Medicine, demuestra los promisorios resultados para este biomarcador, que ha sido bien estudiado en los casos en humanos. La disponibilidad de pruebas más sensibles ha logrado la detección de pequeñas concentraciones de troponina I, aumentando su utilidad como un indicador pronóstico en las personas.  Una proteína de fase aguda denominada proteína C-reactiva (PCR), que se libera rápidamente con la inflamación o destrucción tisular, también ha demostrado ser un buen indicador pronóstico en los pacientes con insuficiencia cardiaca.  El objetivo de este estudio fue determinar si las concentraciones plasmáticas de troponina I y PCR se correlacionan con la gravedad de la enfermedad cardiaca en los perros y si otras evaluaciones cardiacas, tales como la frecuencia cardíaca, la presión arterial sistólica y los diversos hallazgos ecocardiográficos se asocian con las concentraciones de troponina I y PCR.

Tanto perros sanos así como un grupo de perros con enfermedad de la válvula mitral mixomatosa (MMVD), la enfermedad cardiaca más común en los perros, participaron en el estudio.  Los perros tenían que pesar menos de 33 libras (15 kg) y encontrarse libres de enfermedades cardiacas o tener evidencia física o ecocardiográfica de MMVD.  Por cada participante, se llevó a cabo una entrevista con el propietario, además se realizó un examen físico.  De igual manera, se realizó una medición indirecta de la presión arterial y una evaluación ecocardiográfica, así mismo se obtuvo muestras de sangre durante la misma visita.  Se determinaron las concentraciones de Troponina I a través de un ensayo por inmunoabsorción ligado a enzimas (ELISA), y se utilizó una prueba PCR ELISA canina disponible a nivel comercial para medir las concentraciones de PCR.  Por cada perro, se evaluó la gravedad de la enfermedad con base en los hallazgos ecocardiográficos, incluyendo calificaciones de regurgitación mitral, el tamaño de flujo y la proporción de la aurícula izquierda a la raíz aórtica.

Una comparación de los resultados reveló que las concentraciones de troponina I fueron significativamente mayores en los perros con enfermedad cardiaca moderada a severa y muy bajas o indetectables en los perros sanos.  Sin embargo, la edad y la concentración de troponina I también se asociaron intensamente en los perros con enfermedades cardiacas.  A mayor edad, el daño miocárdico presente resultó en liberación de troponina I.  Estudios previos han demostrado una relación entre el desarrollo de la arteriosclerosis y la edad de los perros, lo cual puede ayudar a explicar los aumentos relacionados con la edad.  Aunque se detectó PCR en todos los perros, las concentraciones no parecieron estar vinculadas a la gravedad de la enfermedad cardiaca, tal como sucede en las personas.  Dado que la PCR puede aumentar en respuesta a la inflamación de otros sistemas de órganos, no es específica para la enfermedad cardiaca.  Hubo, sin embargo, una asociación significativa entre la frecuencia cardiaca, la concentración de troponina I y la gravedad de MMVD, lo cual sugiere que puede haber una fuerte conexión entre la gravedad creciente de la enfermedad cardiaca y la activación del sistema nervioso simpático.

La troponina I es promisoria como biomarcador para enfermedades cardiacas crónicas en los perros. Sin embargo, se necesitan más estudios para determinar la fiabilidad de las concentraciones plasmáticas de troponina I en combinación con otras pruebas de diagnóstico para predecir el resultado.

Ljungvall I, Höglund K, Tidholm A, et al. Cardiac troponin I is associated with severity of myxomatous mitral valve disease, age, and C-reactive protein in dogs. J Vet Intern Med 2010;24(1):153-159.