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Uso de collares para perros en la lucha contra la enfermedad de Chagas

  • 29 de marzo de 2011
  • Tiempo de Lectura: 4 Minutos

La enfermedad de Chagas, por ejemplo, es causada por un parásito que circula con un control muy limitado entre la población rural pobre de América Latina. El principal vector del parásito Trypanosoma cruzi es el insecto triatomino, “vinchuca o chirimacha”, que habita en los rincones y grietas de las viviendas de adobe. El insecto chupa la sangre de los mamíferos, contribuyendo así al movimiento del T. cruzi entre la fauna silvestre, los gatos, los perros y los seres humanos.

“Los perros suelen descansar en las terrazas u otras áreas de fácil acceso para los insectos”, dice el especialista en la enfermedad Uriel Kitron, jefe de estudios medioambientales de la Universidad de Emory. “Y cuando un perro está desnutrido y su sistema inmunológico no está bien, existe un riesgo aún mayor”.

Kitron se ha dedicado a investigar la enfermedad de Chagas en comunidades alejadas del norte de Argentina en los últimos 10 años. “Uno de nuestros hallazgos más significativos es la importancia de los perros tanto en la propagación de la enfermedad como en su potencial para ayudar a controlarla”, agrega, explicando que los perros pueden ser buenos centinelas para los funcionarios de salud que monitorean la transmisión del T. cruzi.

El mal de Chagas empieza con una infección aguda que puede curarse por sí misma. En uno de cada tres casos; sin embargo, la infección persiste y pasa desapercibida durante décadas, hasta que da lugar a complicaciones tales como insuficiencia cardiaca, problemas digestivos y muerte cardiaca repentina. La condición afecta a entre 10 y 12 millones de personas en América Latina, y mata a más de 15 000 al año.

La migración humana ha permitido la propagación de la enfermedad de Chagas en todo el mundo: los bancos de sangre de los Estados Unidos ahora deben examinar a los donantes en busca de T. cruzi. Además, los insectos viajan escondidos en el equipaje de las personas a nuevos lugares como la Patagonia en el sur de Argentina.

Kitron está colaborando con Ricardo Gürtler de la Universidad de Buenos Aires en un proyecto de investigación financiado a través de un programa conjunto de NIH y HSF sobre ecología de las enfermedades infecciosas. Su trabajo en la provincia argentina de Chaco se encuentra en un suplemento especial del 24 de junio de Nature, dedicado al tema de la enfermedad de Chagas.

“Estamos interesados en responder a las preguntas científicas, pero también queremos ayudar a reducir el riesgo y el impacto de la enfermedad en la población rural”, dice Kitron.

Muy pocos recursos del gobierno llegan a la población rural pobre, y el principal control para la enfermedad de Chagas consiste en fumigar con insecticidas. “Es una estrategia limitada”, dice Kitron. “Si deseamos controlar la enfermedad de Chagas, debemos mirar el panorama completo”.

Los investigadores han demostrado, por ejemplo, que las personas con menos de dos perros en su casa no tienen probabilidades de infectarse. Resulta que los perros son 14 veces más efectivos en la propagación de la enfermedad que los seres humanos”.

“Muchos de los perros no están en buenas condiciones, están expuestos a una gran cantidad de parásitos y gusanos, y sólo se alimentan de unos cuantos desechos”, dice Kitron. “Pero la idea de eliminar solamente a los perros no es una opción. En realidad, la gente se preocupa por ellos”.

Una alternativa podría ser identificar a los perros que están en mayor riesgo de infectarse por un largo período de tiempo. Estos “superpropagadores” podrían ser tratados con collares insecticidas. En la actualidad, hay una investigación para encontrar una vacuna contra el T. cruzi en los perros.

Fuente: Beverly Clark, Universidad de Emory