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Incluso los gatos sanos actúan como si estuvieran enfermos cuando su rutina cambia

  • 31 de octubre de 2011
  • Tiempo de Lectura: 6 Minutos

Un gato que con frecuencia vomita bolas de pelo o que se niega a comer probablemente no está siendo mañoso a pesar de lo que la sabiduría convencional podría decir. Según una investigación reciente, existe una buena probabilidad de que el gato esté actuando como si estuviera enfermo debido al estrés causado por los cambios en su entorno.

Los gatos sanos tuvieron las mismas probabilidades que los gatos con enfermedades crónicas de rechazar la comida, vomitar con frecuencia y hacer sus necesidades fuera de su caja de arena en respuesta a cambios en su rutina, de acuerdo con el estudio realizado por la Universidad Estatal de Ohio. Los médicos veterinarios se refieren a estos actos como conductas de enfermedad.

Los investigadores documentaron conductas de enfermedad tanto en gatos sanos como en gatos con cistitis intersticial felina, una enfermedad crónica caracterizada por molestia recurrente o dolor en la vejiga y, a menudo, necesidad urgente y frecuente de orinar.

Cuando los gatos experimentaban lo que se llamaba “eventos inusuales externos”, por ejemplo un cambio en el horario de alimentación o un cambio de cuidador, los gatos sanos tenían la misma probabilidad que los gatos con enfermedades crónicas de presentar conductas de enfermedad. Los dos grupos tenían el mismo número de conductas de enfermedad en respuesta a eventos inusuales, y ambos grupos tenían un riesgo tres veces mayor de actuar como enfermos cuando se interrumpía su rutina.

Algunas investigaciones anteriores han indicado que el diagnóstico de cistitis intersticial, conocida como CI, en los gatos está muy asociado con una serie de otros problemas de salud. El hecho de que los gatos sanos presenten algunos de esos mismos problemas ante el estrés sugiere que los médicos veterinarios deberían considerar las condiciones ambientales de los gatos al momento de evaluar de los problemas de salud, afirman los investigadores.

“Para los médicos veterinarios, cuando su gato no está comiendo, no está usando la caja de arena y está vomitando, la calidad del entorno es otra causa que debe ser abordada para dar con el diagnóstico”, dijo Tony Buffington, profesor de Ciencias Clínicas Veterinarias en la Universidad Estatal de Ohio y autor principal del estudio.

“Somos cautelosos al momento de extrapolar estos resultados al hogar promedio, pero podemos decir que cualquier persona que tenga una mascota acepta la responsabilidad de comprender y cubrir sus necesidades”, añadió. “Y lo que hemos aprendido es que todos los gatos necesitan tener alguna consideración en cuanto al enriquecimiento ambiental”.

“Se convirtió en un estudio de enriquecimiento como un enfoque a la terapia de estos síndromes porque no existe un buen tratamiento farmacológico en los gatos, o en las personas, con este trastorno. Lo que encontramos, en otros estudios clínicos y con este estudio, es que al enriquecer el ambiente, se puede reducir la carga sintomática de la CI en los gatos en aproximadamente 75 o 80 por ciento”, dijo Buffington.

Otro hallazgo importante: “Un gato sano – o cualquier otro mamífero saludable – puede sentir el estrés ocasionado por el cambio ambiental y exhibir conductas de enfermedad como resultado”, dijo.

Las tres conductas de enfermedad más comunes tales como vómito, orina o defecación fuera de la caja de arena y disminución de la ingesta de alimentos representaron el 88 por ciento de todas las conductas de enfermedad en los gatos sanos y el 78 por ciento de las conductas de enfermedad en los gatos con CI.

Buffington notó que estos tres signos a menudo originan que los dueños de las mascotas lleven a sus gatos a un veterinario para su evaluación. Y curiosamente, estas conductas de enfermedad también se ven en otros ambientes en cautiverio, como zoológicos, perreras y refugios.

Entonces, ¿cómo puede el dueño de un gato enriquecer el ambiente del animal? En este estudio, esto incluía prestar atención a la rutina y dar los alimentos a la misma hora todas las mañanas, mantener la comida y las cajas de arena en lugares adecuados, limpiar diariamente las jaulas, contar con una caja de arena limpia, lavar con regularidad las camas, además de contar con cajas de escondites, numerosos juguetes comerciales para gatos y música clásica para una o dos horas cada día. Stella también liberaba a todos los gatos de sus jaulas durante 60 a 90 minutos cada tarde para que puedan interactuar y jugar con los juguetes o usar los materiales para arañar y trepar.

“Creo que gran parte de estos recursos permiten que los gatos pueda interactuar y controlar. Nada que decir de las cajas de arena y los recipientes de comida, pero también creo que igualmente importante son los horarios previsibles y una cierta apariencia de control para que no se sienten atrapados. Y los seres humanos pueden centrarse en la interacción de calidad más que la cantidad de interacción. La comprensión de cómo se vive en el mundo puede permitir que las personas interactúen con ellos más eficazmente”, dijo Stella.

También hay una necesidad de reconocer que lo que podría ser común no es necesariamente lo normal.

“No hay otro mamífero en el planeta que no sea hospitalizado por vomitar una vez por semana”, dijo Buffington. “Vomitar bolas de pelo no es normal. Lo que pasa es que el estrés cambia la motilidad en su estómago y eso conduce al vómito. Los dueños de las mascotas tienen que reconocer que el vómito no es normal en los gatos”.

Los investigadores observaron algunos otros hallazgos de interés: Los gatos mayores tenían un riesgo más alto de aumentar el número total de conductas de enfermedad y de aumentar los síntomas gastrointestinales y los comportamientos de evitación. El gato más adulto en el estudio tenía 8 años de edad.

Además, las conductas de enfermedad de los gatos con cistitis intersticial se redujeron a pesar de que no eran tratados con medicamentos y comían alimentos secos comercialmente disponibles, lo que sugiere que estos gatos no requieren medicamentos o dietas especiales como parte de su terapia.

“Cuando el ambiente está bien, los gatos se recuperarán”, dijo Buffington. “Es como tener intolerancia a la lactosa – no se puede poner el gen corrector en el tracto intestinal, pero la gente aprende a evitar azúcar de la leche y eso es igual de bueno. Eso es lo que estamos haciendo – enseñar a estos gatos cómo evitar las amenazas que causan estrés”.