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Investigan claves de la Enfermedad de La Válvula Mitral

  • 30 de enero de 2012
  • Tiempo de Lectura: 4 Minutos
Las razas grandes están predispuestas también: La investigación de Borgarelli ha demostrado que no sólo los perros de raza pequeña se ven afectados por la enfermedad crónica de la válvula mitral sino también las razas grandes, como los pastores alemanes.

Alrededor del 70 por ciento de los perros con enfermedad de la válvula mitral no presenta insuficiencia cardíaca ni muere como resultado, según un nuevo estudio de la Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad Estatal de Kansas (KSU).

Michele Borgarelli, DVM, PhD, Dipl., ECVIM-CA, ha estudiado las enfermedades cardíacas en perros de más de 15 años. Él descubrió que algunas razas son más propensas a la enfermedad de la válvula mitral – un deterioro de la válvula mitral que origina que la sangre regrese a través de la válvula. Algunos casos evolucionan hasta llegar a una insuficiencia cardíaca congestiva.

“Sabemos que la enfermedad afecta a los perros geriátricos con mucha frecuencia”, dice Borgarelli, profesor asociado de cardiología en la KSU. “Me interesa saber por qué algunos perros progresan más rápido y mueren a causa de la enfermedad cuando otros perros no lo hacen”.

Los perros de raza pequeñas, como el Cavalier King Charles Spaniel, Cocker Spaniel, Dachshund, Poodles miniatura y Yorkshire Terriers, son más propensos a presentar la enfermedad crónica de la válvula mitral. Sin embargo, la investigación de Borgarelli ha demostrado que la enfermedad también puede afectar a los perros de razas grandes, como los pastores alemanes. Borgarelli desea investigar una lista de factores con el objetivo de identificar a los perros más propensos a avanzar hasta un estado crónico de la enfermedad.

“No deseamos esperar a que los perros lleguen a una edad en la que sea demasiado tarde”, dice Borgarelli. “Sino que queremos identificar a estos pacientes lo más pronto posible”.

Pero la mayoría de perros afectados por la enfermedad de la válvula mitral no llega a desarrollar una insuficiencia cardíaca, indica Borgarelli. De hecho, el 70 por ciento de los perros estudiados con signos de la enfermedad siguen vivos después de seis años. Los perros que experimentaron insuficiencia cardíaca tenían un tiempo promedio de supervivencia de nueve meses después de una insuficiencia cardíaca severa y 33 meses después de una insuficiencia cardíaca moderada, según el estudio de Borgarelli.

“Esto es muy similar en las personas”, dice Borgarelli. “Hay algunas personas que no desarrollan insuficiencia cardíaca, incluso sin tratamiento. Las opciones de tratamiento también son diferentes entre las personas y los perros. Las personas severamente afectadas pueden solicitar que sus válvulas deterioradas sean reparadas o reemplazadas. No se puede hacer eso con los perros todavía. Sin embargo, la cirugía va a ser una opción en el futuro para los perros. Debido a que no todos los perros se verán afectados por una insuficiencia cardíaca, es importe poder identificar a los perros con mayor riesgo de progresión de la enfermedad”.

Borgarelli y su equipo llevaron a cabo dos estudios con la participación de más de 300 perros durante un período de cinco años. Descubrieron algunos indicadores para las formas graves de la enfermedad, incluyendo un atrio izquierdo agrandado en el corazón. Otros indicadores son los biomarcadores y el péptido natriurético cerebral o BNP (por sus siglas en inglés). Borgarelli inició un estudio del año pasado sobre el BNP y lo concluirá en el 2015. Éste intenta averiguar si el tratamiento con una combinación de dos medicamentos puede retrasar la aparición de signos clínicos de la enfermedad de la válvula mitral, además busca evaluar si los biomarcadores, incluyendo el péptido, pueden ser utilizados para identificar el riesgo del paciente.

Aunque con frecuencia la enfermedad no es fatal, Borgarelli dice que hay espacio para realizar más investigaciones sobre el tema.

“Esta enfermedad fue descrita por primera vez en la década de 1960. Lo que sabíamos acerca de la enfermedad en la década de 1960 era aproximadamente lo mismo que sabíamos hasta hace unos años”, dice. “Muchas de las preguntas se han resuelto en pocos años”.

Sin embargo, quedan por resolver algunos temas científicos clave. Los científicos no saben si la enfermedad es genética. Tampoco los investigadores entienden completamente por qué algunos pacientes progresan a la insuficiencia cardíaca y otros no.

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