Comprendiendo las emociones de los seres humanos por medio del instinto de supervivencia de los animales
- 5 de marzo de 2012
- Tiempo de Lectura: 4 Minutos
¿Pueden los instintos de supervivencia de los animales arrojar más luces sobre lo que sabemos de las emociones humanas? El neurocientífico Joseph LeDoux de la Universidad de Nueva York plantea esta cuestión al esbozar una teoría pionera, elaborada a partir de dos décadas de investigación, que podría conducir a una comprensión más completa de las emociones en los seres humanos y animales.
En su ensayo, que apareció en la revista Neuron, LeDoux propone cambiar el enfoque científico «de las preguntas sobre si las emociones que los seres humanos sienten conscientemente están también presentes en otros animales hacia preguntas sobre el grado en que los circuitos y las funciones correspondientes que están presentes en otros animales también están presentes en los seres humanos».
El terreno neurológico común entre los humanos y los animales incluye las funciones del cerebro utilizadas para la supervivencia. Es aquí, según LeDoux, donde los investigadores pueden obtener nuevos conocimientos sobre las emociones de los seres humanos y de los animales.
«Las funciones del circuito de supervivencia no están causalmente relacionadas a las emociones, pero, obviamente, contribuyen a las mismas, al menos indirectamente», escribe. «El concepto de circuito de supervivencia integra ideas acerca de la emoción, la motivación, el refuerzo y la excitación en el esfuerzo por entender cómo los organismos sobreviven y salen adelante mediante la detección y respuesta a los desafíos y oportunidades de la vida cotidiana. Se incluyen los circuitos responsables del manejo de la defensa, la energía y la nutrición, el equilibrio de líquidos, la termorregulación y la procreación, entre otros».
LeDoux reconoce que la investigación sobre los sentimientos es «complicada porque no se pueden medir directamente. Nos basamos en la expresión externa de las respuestas emocionales, o en las declaraciones verbales de la persona que experimenta la sensación, como formas de evaluación de lo que esa persona está sintiendo. Esto también es cierto cuando los científicos hacen una investigación sobre las emociones y cuando la gente juzga las emociones en sus interacciones sociales con otras personas».
Estamos aún más limitados en la interpretación de las emociones de los animales.
«Cuando un venado se congela con el sonido de una escopeta, decimos que tiene miedo, y cuando un gato ronronea o un perro mueve la cola, decimos que está feliz», escribe LeDoux, quien también es director del Emotional Brain Institute, parte de Nathan S. Kline Institute for Psychiatric Research. «Usamos las palabras que se refieren a los sentimientos subjetivos de los seres humanos para describir nuestra interpretación de lo que está sucediendo en la mente del animal cuando actúa de una manera que tiene cierta similitud con la forma en que actuamos cuando tenemos esos sentimientos».
Sin embargo, aunque admite que «nunca sabremos lo que un animal siente,» la base de nuestra interpretación de sus emociones podría llegar a ser más fidedigna.
«Si podemos encontrar las correlaciones neurales de los sentimientos conscientes en los seres humanos – y distinguirlas de las correlaciones de los cálculos emocionales inconscientes en los circuitos de supervivencia – y demostrar que existen correlaciones similares en las regiones homólogas del cerebro en los animales, entonces existiría una base para especular sobre los sentimientos de los animales y su naturaleza», postula LeDoux.
LeDoux, profesor en el Centro de Neurociencia y Departamento de Psicología de la Universidad de Nueva York, ha realizado trabajos sobre la emoción y la memoria en el cerebro durante más de 20 años. Su investigación, principalmente sobre el miedo, muestra cómo podemos responder al peligro antes de que sepamos a qué estamos respondiendo. Además, ha arrojado luces sobre la formación y el almacenamiento de los recuerdos emocionales en el cerebro. A través de esta investigación, LeDoux ha trazado los circuitos neuronales que subyacen a la memoria y la memoria del temor, y ha identificado las células, las sinapsis y las moléculas que hacen posible el aprendizaje emocional y la memoria.