Compartiendo ideas: conservando catéteres intravenosos I
- 19 de mayo de 2014
- Tiempo de Lectura: 2 Minutos
Por Sergi Serrano, LV DVM DACVECC
El cuidado y sustitución de los catéteres intravenosos es una de esas zonas en medicina veterinaria en la que parece que hay una serie de reglas “dogmáticas” que más o menos todo el mundo sigue, sin que en la mayoría de casos haya algún argumento en su favor que “es lo que siempre se ha hecho/dicho”.
Al respecto, y teniendo en cuenta que cada caso-paciente-catéter es único, a continuación voy a presentar algunos de los dogmas casi universalmente aceptados y discutir su veracidad-utilidad y alternativas si las hay.
1) Un catéter intravenoso debe ser del mayor tamaño que permita la vena.
Un catéter deber ser del tamaño que permita administrar los fluidos que necesitamos. Excepto en situaciones excepcionales en las que se debe administrar un volumen muy elevado de fluidos en un plazo de tiempo corto (por ejemplo, torsión-dilatación gástrica), no es necesario esforzarse por insertar el mayor catéter posible. A mayor tamaño del catéter, mayor riesgo de irritar las paredes de la vena y causar flebitis que requerirá su reemplazo, y los catéteres incluso de diámetro reducido tienen la capacidad de administrar fluidos a los volúmenes necesarios para la mayoría de procesos.
Hodge D 3rd, Delgado-Paredes C, Fleisher G. Central and peripheral catheter flow rates in «pediatric» dogs. Ann Emerg Med. 1986 Oct;15(10):1151-4.
Lea también:
Compartiendo ideas: conservando catéteres intravenosos II
Compartiendo ideas: conservando catéteres intravenosos III
[line sc_id=»sc1″]