Proyecto español planea registrar a los gatos de la calle
- 22 de mayo de 2014
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Zaragoza tiene registrados 450 gatos en 31 colonias felinas. El proyecto ‘Captura, esterilización y suelta’ se inició en 2012 y ya cuenta con más de un centenar de voluntarios.
En los últimos días una serie de letreros han pasado a formar parte de las zonas ajardinadas de la capital aragonesa. Se trata de carteles que delimitan las denominadas colonias felinas, reguladas desde hace más de año y medio por el proyecto ‘Captura, esterilización y suelta’ (CES), del Ayuntamiento de Zaragoza, con el que se pretenden controlar las poblaciones felinas de Zaragoza. El objetivo es, por un lado, el cuidado de estas colonias, y por otro, el control sanitario y reproductivo de esta especie domesticada.
«Colonias de gatos hay en todas las ciudades. Es una especie domesticada cuyo papel es controlar las poblaciones de roedores en las ciudades, pero llega un punto en el que son tantos, que no pueden subsistir, y la gente, por compasión, se decide a alimentarlos», explica Isabel García, coordinadora y precursora del Proyecto CES en Zaragoza. Esta práctica descontrolada se convirtió en fuente de problemas de todo tipo, como la suciedad, las enfermedades y aquellos derivados del comportamiento de los gatos sin esterilizar.
A día de hoy, ya son 31 colonias y 450 gatos registrados repartidos por diferentes zonas de la capital, aunque se estima que la población felina podría sobrepasar los 1.000 ejemplares. Los núcleos más grandes se ubican en el Parque Grande, en la ribera del Río Huerva, y en el cementerio, aunque todavía quedan muchas por controlar. «Una colonia puede tener entre tres y diez gatos, el número no es importante. Son zonas aptas para que habiten, se trata de animales muy territoriales que no van pasando de unas zonas a otras», explica García.
Se trata de gatos domésticos la mayoría de las veces abandonados, «que no están preparados para la vida salvaje», asegura la coordinadora. «Gracias al Proyecto CES, controlamos los núcleos que habitan, los gatos que hay en cada una, si llegan nuevos ejemplares o hay bajas», asegura. Además de controlar las colonias, los voluntarios se encargan de su manutención y limpieza, así como de la paulatina esterilización de sus miembros. Tan solo pueden utilizar pienso seco y agua, además deben cuidar la limpieza de la zona y quitar la suciedad que se encuentren, aunque no sea suya. «Así evitamos que surjan los focos de infección», asevera García.
Según datos de la Oficina Municipal de Protección Animal de Zaragoza, tan solo en 2013 se rescataron 406 gatos en la capital aragonesa. Antes de 2012, la mayoría eran exterminados. Ahora, gracias al trabajo de los voluntarios y de la colaboración con la Facultad de Veterinaria, enmarcada en la Cátedra de Protección Oficial, se están esterilizando unos 12 gatos por semana. «Ahora mismo en Zaragoza hay una superpoblación, pretendemos que el número de gatos vaya decreciendo poco a poco a fin de lograr el equilibrio. Es muy difícil que desaparezcan».
Limpieza, discreción y trabajo en equipo. Estas son las tres ideas fundamentales que nunca ha de perder de vista un voluntario del CES. Al recibir una formación especifica, los voluntarios adquieren un compromiso de adhesión al proyecto. Lo hacen o como cuidadores o como capturadores, aunque existen quienes desempeñan ambas labores.
Una vez dentro, obtienen un carnet y un chaleco identificativo con el logo del Ayuntamiento de Zaragoza, y es que cualquier zaragozano que acceda a cualquiera de estas nuevas «zonas protegidas» puede ser multado con hasta 1.500 euros por cometer infracciones, como, por ejemplo, molestar a los gatos, hecho que está catalogado como falta grave en la Ordenanza municipal sobre la Protección, la tenencia responsable y la venta de animales del Ayuntamiento de Zaragoza.
Además, como advierte García, los beneficios no son solo para los animales, sino también para los cuidadores: «La labor del voluntario tiene un carácter terapéutico, es una razón para no quedarse en casa y una responsabilidad para aquellos que se sientan solos». Además, fomentar estas colonias urbanas inculca valores de respeto hacia los animales y de convivencia con el entorno desde edades muy tempranas. «A los niños les encanta», concluye la coordinadora.
Milagros Andreu es una vecina del barrio de la Magdalena que lleva más de diez años cuidando de estos gatos callejeros en el río Huerva y que no dudó en apuntarse al Proyecto CES. «Bajo todos los días cuando salgo del trabajo y la verdad que tener el carné da mucha tranquilidad», asegura la zaragozana. Andreu se confiesa amante de los animales, en su casa tiene seis gatos y un perro que rescató de la perrera, aunque asegura que el voluntariado es un esfuerzo, también económico. «Me llena mucho cuidar de ellos, aunque hay que reconocer que es un gasto que hasta que pueda asumiré», afirma.
Como explica Isabel García, desde la organización están dispuestos a captar nuevas colonias ya que todavía queda mucho por hacer. «Hace poco recibimos una solicitud de una vecina del barrio de Santa Isabel que está dispuesta a hacerse cargo de una nueva colonia», afirma la coordinadora.
Fuente: Heraldo.es