El perro asocia el placer con el olor de su dueño
- 2 de junio de 2014
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Partes del cerebro del perro asociadas con el placer se activan ante el olor de su amo, de acuerdo a lo que se constató en un nuevo estudio de imágenes cerebrales.
De ese modo, un perro que huele el olor de su dueño puede sentirse en cierta manera como un ser humano que reacciona al perfume o la colonia de la persona amada, según el director del estudio, Gregory Berns, neuroeconomista de la Emory University de Atlanta, EE UU.
Para llevar a cabo su investigación Berns entrena a los perros para que permanezcan sentados quietos mientras se los somete a una resonancia magnética funcional, pudiendo así ver la mente del animal.
A diferencia de la resonancia magnética común, que toma imágenes del cerebro, la resonancia magnética funcional mide la actividad de las células nerviosas del cerebro.
Aunque el hombre y el perro vienen haciéndose compañía desde hace 40.000 años, la ciencia aún no logra interpretar los ladridos, los movimientos de la cola y otros comportamientos del perro.
“Comenzamos con el proyecto de los perros hace aproximadamente tres años para resolver este problema de que realmente no sabemos qué piensan los perros o qué están experimentando”, dijo Berns, cuyo estudio fue publicado en Behavioural Processes.
Específicamente, Berns y su equipo estudian zonas del cerebro canino que son similares a regiones de nuestro cerebro, como las estructuras asociadas con la recompensa.
PERFUME HUMANO
En el nuevo estudio, Berns y su equipo realizaron resonancias magnéticas funcionales a 12 perros, entre ellos cinco canes de servicio o terapia, y su propio perro, Callie, con el fin de probar su respuesta a olores biológicos.
Los perros que participaron del experimento realizado debieron oler gasas con cinco olores diferentes: de un ser humano conocido, de un ser humano desconocido, de un perro que vive en el mismo domicilio, de un perro desconocido, y su propio olor.
Los investigadores descubrieron que el núcleo caudado del perro, una región asociada con expectativas positivas, se activaba al máximo ante el olor de una persona familiar.
Esto no sólo sugiere que los perros pueden distinguir a los seres humanos familiares y que estos les generan expectativas positivas, sino que además recuerdan el aroma de la persona conocida.
Las resonancias magnéticas funcionales de cerebro demostraron que los animales no respondían de manera significativa a los otros cuatro olores, aunque el olor del perro familiar quedaba en segundo lugar.
La investigación ayudará a comprender mejor a los perros que trabajan.
Por ejemplo en el futuro el trabajo con estos perros se centrará en las señales manuales y en si los mecanismos de recompensa del perro varían según quién dé esas señales.
Esta pregunta es especialmente importante tratándose de perros de servicio, que necesitan concentrarse en su amo, explica Berns.
Lo que es más, al escanear potenciales perros de servicio en busca de una respuesta cerebral más marcada se podrían encontrar los perros más aptos para la tarea.
El entrenamiento de los perros de servicio es muy costoso, explicó Berns, y sólo entre el 30 y el 40 por ciento de los entrenados son asignados a una persona.
En líneas generales, Berns cree que los perros experimentan algo semejante al placer cuando huelen a sus dueños.
Pero añade que siempre es difícil probar que un animal siente algo semejante a una emoción humana, a pesar de que él cree que sí tienen ese tipo de emoción.
Fuente: www.eldia.com.ar