Reto Veterinario: Abordaje de Urgencias Gastrointestinales
- 16 de abril de 2018
- Tiempo de Lectura: 5 Minutos
Autor: Dr. Sergi Serrano
Un perro de raza pitbull de 4 años de edad, macho intacto, se presenta débil y decaído, no habiendo querido comer durante 24 horas, con 5 episodios de vómito y dos de diarrea, el segundo (pocos minutos antes de venir a la clínica) con apariencia de sangre. El perro está la mayor parte del tiempo en un jardín vallado en casa, y se alimenta con un pienso comercial, aunque es imposible descartar acceso a indiscreciones alimentarias en el jardín. El paciente está correctamente vacunado y se desparasita regularmente.
En la exploración física, el paciente parece débil. Las mucosas están pálidas, con pulsos un poco débiles, frecuencia cardíaca de 160, leve taquipnea (40 respiraciones por minuto), y los sonidos cardíacos y pulmonares son normales. El abdomen no está distendido, se palpa gas en las asas intestinales, hay borborigmos incrementados, y a la palpación profunda se produce dolor. Mientras estás hablando con el propietario tras la evaluación inicial, un asistente te llama a la zona de tratamiento, donde te encuentras con esta imagen.