Los mandriles 'huelen' los genes más acordes al elegir pareja
- 3 de diciembre de 2009
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Las especies más grandes de monos del mundo eligen a sus parejas con genes que son diferentes a los suyos para garantizar una descendencia sana y fuerte, posiblemente a través del olor, según un estudio de la Universidad de Durham en Cambridge (Reino Unido) que se publica en la revista ‘Journal of Evolutionary Biology’.
Los resultados obtenidos de los mandriles, una especie cercana a los humanos, apoyan la discutida teoría de que los humanos se sienten atraídos por aquellos con una constitución genética distinta para mantener la diversidad genética.
Los mandriles hembra son más propensos a reproducirse con machos cuyos genes son complementarios, posiblemente porque ‘descubren por el olor’ a los posibles candidatos.
Los investigadores analizaron muestras de sangre y patrones de reproducción de alrededor de 200 mandriles que vivían en Gabón (África Central). Aunque no está claro por completo cómo las hembras descubren cuáles son sus genes complementarios, los investigadores creen que esto podría ser gracias al olor. Las hembras olerían a los machos cuyo olor corporal es diferente proporcionando una indicación de que su constitución genética es diferente a la suya.
Además, del posible papel del olor, los investigadores especulan que los mandriles hembra podrían ‘elegir’ a sus parejas a través de la fertilización selectiva, en la que la hembra se empareja con varios machos pero su cuerpo rechaza el esperma de los machos con una constitución genética similar y ‘escoge’ aquel con genes que complementan a los suyos.
Según explica Jo Setchell, director del estudio, «este es un importante avance en nuestro conocimiento de cómo la selección de pareja funciona en los monos. Ahora necesitamos ir más allá y determinar cómo lo hacen. Creo que el olfato es un fuerte candidato en este sentido».
Los mandriles tienen una glándula odorífera en su pecho, que los machos frotan de forma fuerte contra los árboles. Eso podría ser una buena forma de avisar de su presencia a las hembras, que podrían utilizar las señales olfativas para determinar si el macho es una pareja adecuada. «Aún no sabemos nada sobre lo que contiene la marca odorífera del mandril pero estamos trabajando en ello», adelanta Setchell.
Según apuntan los investigadores, podría ser también que la hembra tuviera una forma sofisticada de rechazar de alguna manera o aceptar la fertilización dependiendo de la constitución genética de los espermatozoides. Esto podría ayudar a explicar por qué los primates hembra se toman tantas molestias como para emparejarse con tantos machos como puede.
La forma en la que los monos seleccionan sus parejas lleva a un grupo de genes llamado complejo mayor de histocompatibilidad (MHC, según sus siglas en inglés). El MHC es un conjunto de genes que ayuda a producir las proteínas que participan en el sistema inmune del organismo y afecta al olor del cuerpo al interactuar con bacterias de la piel.
Según los científicos, al elegir a una pareja cuyo MHC es distinto, los animales pueden aumentar las posibilidades de que su descendencia esté más capacitada para resistir la enfermedad.
«Estos resultados son muy excitantes y esta es la primera vez que la selección por compatibilidad genética se ha demostrado en una especie que vive en grandes grupos de hembras y machos. Los mandriles también están muy relacionados con los humanos, ambos son primates antropoides, por lo que nuestros resultados apoyan la idea de que los humanos podrían elegir parejas genéticamente compatibles», concluye Setchell.
Fuente: Europa Press