Reto Veterinario: Laboratorio en UCI
- 9 de agosto de 2016
- Tiempo de Lectura: 4 Minutos
Un perro cruce de labrador macho, intacto, de 10 años de edad, se presenta en consulta extremadamente débil (apenas puede andar). El propietario menciona que ha estado teniendo dificultades para orinar la última semana, donde además tuvo varios “accidentes” en la casa, en algunos de los cuales había sangre. Hace dos días dejó de comer, empezó con diarrea, y desde ayer ha vomitado 5 veces.
En la exploración física, el perro tiene una frecuencia cardiaca de 140, con membranas mucosas rojas, tiempo de rellenado capilar de 3 segundos, y pulsos regulares aunque un poco débiles. La respiración es superficial, a 40 respiraciones por minuto, y con sonidos y esfuerzo normales. El abdomen está moderadamente distendido, doloroso a la palpación, y hay signo de la ola (al golpear en un lado, el “golpe” se siente en el otro). La temperatura es de 43ºC, y su estado mental es muy deprimido.
Decides hacer una punción abdominal ciega (el ecógrafo no ha llegado de su última reparación), y obtienes líquido que tiene una apariencia serohemorrágica. No dispones de analizador completo de sangre. Sólo de tubos de hematocrito, tiras de urea, tiras de orina, un refractómetro y un glucómetro. O sea que decides usarlo todo.
El hematocrito en el perro es del 60%, con sólidos totales de 8 g/dL. El hematocrito en el líquido es del 8%, con sólidos totales de 3.4 g/dL. La urea en sangre es de 60 mg/dL (rango de referencia 7/27). La glucosa en sangre es de 120 mg/dL, y en el líquido es de 60 mg/dL.
¿Qué haces?