Algunos perros pueden entender que nuestro vocabulario se refiere a objetos particulares
- 24 de febrero de 2011
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Investigadores del Wofford College descubrieron que un Border Collie es capaz de comprender los nombres de más de 1000 objetos, diferenciando entre los nombres de los objetos y las órdenes para ir a buscarlos. Esta investigación profundiza en los hallazgos de algunos investigadores alemanes, quienes descubrieron a un perro que sabía los nombres de cientos de objetos. De estos estudios, se desprenden importantes preguntas en cuanto hasta qué punto un perro puede comprender, y si el perro realmente entiende que los nombres de los objetos eran nombres y no comandos para recuperar el objeto.
John Pilley y Alliston Reid respondieron a dos preguntas centrales con su investigación: ¿Qué tan grande puede ser el vocabulario de un perro si se le da un amplio entrenamiento? ¿Qué entienden realmente los perros cuando usamos el lenguaje humano para comunicarnos con ellos? Estos hallazgos se publican en la revista Elsevier Behavioural Processes.
Los autores demostraron que su perro, Chaser, aprendió los nombres de 1022 objetos – ningún límite superior es aparente. Dejaron de entrenar al perro después de tres años debido a las limitaciones de tiempo, no porque el perro no podía aprender más nombres. Este estudio demuestra la capacidad de Chaser de aprender los nombres propios de los objetos, y su extenso vocabulario ha sido probado en varias ocasiones bajo condiciones cuidadosamente controladas. Los autores admitieron que Chaser recordaba los nombres de cada uno de sus 1022 juguetes mejor que ellos. La capacidad de Chaser de aprender y recordar más de 1000 nombres propios, cada uno asociado a un objeto único, reveló una clara evidencia de varias capacidades necesarias para aprender el lenguaje humano receptivo: la capacidad de discriminar entre 1022 sonidos diferentes que representan los nombres de los objetos, la capacidad de discriminar muchos objetos visualmente, un vocabulario extenso, y un sistema de memoria importante que permitió la asociación de los muchos estímulos auditivos a muchos estímulos visuales.
Su segundo experimento demostró que Chaser realmente entiende que éstos son nombres, y no comandos para ir a buscar el objeto. Para poner a prueba la independencia del significado de los nombres y los comandos, los autores combinaron al azar los nombres y los comandos para ver si Chaser tendría el comportamiento correcto hacia el objeto correcto en cada prueba. Sin un entrenamiento especial, Chaser respondió a cada combinación correctamente, incluso en la primera prueba, lo que demuestra que Chaser entendía que los comandos y los nombres propios tenían significados independientes. El perro entiende que los nombres se refieren a objetos particulares, independientemente de la acción solicitada que implicaba a ese objeto.
Su tercer experimento demostró que el perro también entiende los nombres de las categorías de objetos o nombres comunes, y no sólo nombres individuales o nombres propios. Por ejemplo, Chaser aprendió que “juguete” se refiere a los 1022 objetos con los cuales ella podía jugar, cada uno con un nombre propio. Al formar categorías representadas por nombres comunes, Chaser asoció una etiqueta a muchos objetos. Chaser también demostró que podía asociar hasta tres etiquetas a un mismo objeto sin errores. Por ejemplo, Chaser sabía los nombres propios de todos los objetos utilizados en la investigación. Chaser también asoció el nombre común “juguete” a estos mismos objetos. Su éxito adicional con otros dos nombres comunes “pelota” y “frisbee” demuestra que asoció una tercera etiqueta a estos objetos. Su demostración de las asociaciones de una etiqueta a muchos objetos y muchas etiquetas a un nombre/objeto revela la flexibilidad en la naturaleza referencial de las palabras en los Border Collies.
Cada uno de estos experimentos demostró que el perro puede aprender nombres utilizando procedimientos que implican el aprendizaje asociativo. Su cuarto experimento demostró que Chaser también podía aprender nombres por exclusión – deducía el nombre de un objeto nuevo excluyendo los objetos familiares ya con nombre. La retención de estos nombres utilizando este procedimiento se limitaba a cortos períodos, sin embargo, es igual a lo que suele observarse con los niños.
Según Alliston Reid, “Esta investigación es importante porque demuestra que los perros, al igual que los niños, pueden desarrollar un vocabulario amplio y entender que ciertas palabras representan objetos individuales y que otras palabras representan las categorías de los objetos, independientemente de lo que uno debe hacer con estos objetos”.
Se necesita investigación adicional para determinar si estas impresionantes habilidades lingüísticas son compartidas por otras razas de perros. Este trabajo fomenta la investigación sobre cómo las relaciones históricas entre los humanos y los perros pueden haber influido en las habilidades de los perros para comunicarse con los seres humanos, y si esta influencia es aplicable sólo a los perros.