Descubren tres nuevas especies de ranas en el sureste de Perú
- 7 de septiembre de 2009
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Cusco continúa sorprendiendo no sólo por su valioso legado arqueológico y cultural, sino también por la biodiversidad que albergan sus valles y reservas como el Manu, donde han sido descubiertas tres nuevas especies de ranas que no superan los 25 milímetros de tamaño.
Alessandro Catenazzi, investigador de la universidad de California en Berkeley, Estados Unidos, precisó que se trata de las especies Bryophryne hanssaueri, hallada en la zona alta del Manu; Bryophryne zonalis, en el valle de Marcapata; y Bryophryne gymnotis, en el abra de Málaga, camino a la provincia de La Convención.
En el primer y segundo caso, las hembras miden hasta 24 milímetros y los machos 18; en el tercero, las hembras alcanzan los 22 milímetros y los machos 19, detalló en declaraciones a la agencia Andina.
“En todas estas especies hay cuidado parental y desarrollo directo; es decir, la hembra pone huevos en la hojarasca y no hay renacuajos, no hay estadio larval acuático, el desarrollo es directo hasta convertirse en ranitas. Las hembras quedan cerca de los huevos para cuidarlos de depredadores, mantenerlos húmedos y libres de hongos.”
Las puestas normalmente son de 18 a 25 huevos, de los cuales eclosionan pequeñas ranitas de cuatro a seis milímetros de tamaño. Luego de eclosionar llevan una vida independiente y se dispersan enseguida en busca de comida, explicó el científico.
La Bryophryne hanssaueri fue descubierta en la parte más alta del Manu, en el límite entre el bosque nublado y la puna. “Fue una sorpresa y muestra la increíble diversidad de los bosques montañosos de las vertientes orientales y lo mucho que aún falta por descubrir. Algo impresionante, además, para la región del Cusco”, destacó.
Las hembras de esta especie tienen coloración anaranjada en la garganta y otras partes ventrales, en los machos esta misma coloración es roja. En B. gymnotis, el tímpano es visible y los machos producen vocalizaciones. En B. zonalis, la coloración también es característica, en las hembras el vientre es negro con manchas blancas.
“Todas son especies muy discretas, viven en la hojarasca del bosque o, si son especies de puna, bajo piedras y musgos entre los ichus”, manifestó.
Normalmente, se han encontrado más puestas de huevos al principio de la temporada de lluvias, en noviembre y diciembre, y fue más fácil encontrar ranas juveniles de febrero a marzo, por lo que se presume que el proceso de nacimiento tome de dos a tres meses.
No se cuenta con información sobre tendencias poblacionales, pero por el momento parecen ser localmente abundantes en los lugares donde han sido encontradas. Sin embargo, en la B. zonalis se observó que algunos individuos están infectados por el hongo quitrido.
“Este hongo parece ser la causa de declinaciones masivas de anfibios en el planeta, que han sido muy fuertes en América Central y los Andes. En varios lugares de los Andes se ha vuelto casi imposible encontrar a las comunes ranas Telmatobius, que son las ranas que se consumen y pensamos que la causa principal de ello sea la presencia de este hongo patógeno, que ataca la piel de los anfibios y, en muchas especies, sobre todo aquellas acuáticas, los lleva a la muerte”, comentó Catenazzi.
Un detalle que vuelve vulnerables a estas tres nuevas especies, refirió, es su distribución restringida, pues al ocurrir en áreas muy pequeñas, si se pierden estas áreas por quema o deforestación, básicamente se pierden las especies para siempre.
“El Manu felizmente está protegido. En el valle de Marcapata, a lo largo de la carretera Interoceánica, conservar los pocos parches de bosques que aún quedan intactos será un desafío mucho más difícil. Para la B. gymnotis, el abra Málaga es parte de un área de conservación privada, por lo tanto existen mejores bases para una conservación de la especie a largo plazo”, anotó.
El investigador trabaja en la zona desde 1996, con el fin de estudiar la diversidad de las especies de anfibios a lo largo de la gradiente altitudinal del Manu, como parte de un proyecto personal financiado por la Asociación para la Conservación de la Cuenca Amazónica, una ONG con sede en el Cusco y Puerto Maldonado; y el Rufford Small Grant Foundation, una ONG de Inglaterra.
Tiene como colaborador principal para las descripciones de especies al profesor Edgar Lehr, de la Wesleyan University en Illinois. También cuenta con el apoyo de varios asistentes de campo de pueblos y comunidades nativas de la zona, en especial de la comunidad de Qeros, que maneja una concesión para la conservación en una parte baja del valle Kosñipata, y pobladores del sector Pilcopata.
Fuente: Andina – Agencia Peruana de Noticias